Mi hermano trató de matarme por honor, dice joven que huyó de su esposo de 60 años


Hace frío y llueve en Kabul. Los caminos de terracería repletos de baches se han vuelto un mar de lodo. Conducimos hacia la entrada de un complejo con muros altos. Un soldado armado con un AK-47 monta guardia afuera del edificio. Hemos llegado al refugio de mujeres para reunirnos con Gul Meena, una chica pakistaní de 17 años que podría estar muerta.
Mi equipo y yo entramos en una habitación; la pequeña y frágil Gul Meena estaba sentada en una silla de madera. Conforme entramos en la habitación, su sombría mirada se aleja de las gotas de lluvia que escurren por la ventana y se posa sobre nosotros.

La colorida pañoleta de Gul tiene bordadas unas flores azules, rojas y verdes, y cubre la mayor parte de su rostro. Juega nerviosamente con ella y nos deja ver una sonrisa nerviosa debajo de la tela. Su guardiana, Anisa, trabaja para el refugio que dirige el grupo Mujeres a favor de las Mujeres Afganas; ella toca su cabeza y retira gentilmente la pañoleta. Es entonces cuando vemos las profundas cicatrices que surcan el rostro de Gul.

La vida de miserias y sufrimientos de esta chica pakistaní inició a los 12 años; en vez de ir a la escuela la casaron con un hombre que podría haber sido su abuelo. Ella dice: “Mi familia me dio en matrimonio cuando tenía solo 12 años. Mi esposo tenía 60. Me golpeaba todos los días. Yo lloraba y le rogaba que se detuviera. Pero él seguía golpeándome".

Cuando Gul contó a su familia lo que pasaba, su respuesta la asombró. “Mi familia me golpeaba cuando me quejaba. Me dijeron que pertenecía al hogar de mi esposo, que esa era mi vida”.

Después de cinco años de abusos, Gul Meena conoció a un joven afgano y finalmente reunió el valor para dejar a su esposo en Pakistán. En noviembre de 2012, empacó algunas pertenencias y cruzaron la frontera hacia la ciudad de Jalalabad, Afganistán.
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